Irujo ansía el doblete más precoz del Manomanista

El de Ibero puede lograr su segundo título consecutivo con 23 años y medio, con lo que desbancaría por un par de meses a Ogeta, campeón en 1958 y 1959

Juan Luis Ibarretxe / Deia

Un doblete con acné. Esto es lo que ansía Juan Martínez de Irujo, que el día 5 de junio, en caso de que logre la victoria en la final ante Aimar Olaizola, se convertiría en el pelotari más joven en lograr dos txapelas de manera consecutiva. Y es que si alcanza el cartón 22 en la contienda que tendrá lugar en el frontón Atano III de Donostia, contará en su haber con dos entorchados aún sin haber cumplido los 23 años y 7 meses. De este modo adelantaría por apenas un par de meses al histórico Ogeta, que sumó los títulos en las ediciones de 1958 y 1959, con lo que el de Ibero rompería un récord que dura 46 años.

Estos dos manistas no son los únicos que han conquistado la txapela en dos años consecutivos. De hecho, otros once pelotaris cuentan con citado honor. El primero de ellos fue Atano III, que firmó el doblete en los años 1940 y 1942, aunque su reinado se prolongaría hasta 1946. El de Azkoitia contaba con 36 años cuando se impuso en la primera edición del campeonato más importante del calendario. Posteriormente, Gallastegi, Arriaran II, Azkarate, el citado Ogeta, Retegi I, Bengoetxea III, Retegi II, Galarza III, Beloki y Eugi han sido los que han inscrito dos años seguidos su nombre en el palmarés. El de Agoitz fue el último en lograrlo al triunfar en la edición de 1999, en la que Aspe y Asegarce montaron competiciones por separado, y en 2000, cuando derrotó a Beloki, que, precisamente, había vencido en 1998 y en el otro Manomanista organizado en 1999.

A pesar de esta espectacular marca, Irujo no fue el más joven en alcanzar el título del Individual. En concreto, el de Ibero tenía 22 años y medio cuando se impuso el pasado 13 de junio de 2004 a Xala, mientras que Beloki se hizo con el entorchado cuando sólo contaba con 20 años y diez meses, por lo que Juan ocupa el segundo lugar en este ránking. No obstante, el de Aspe necesitó un partido menos que Rubén para calarse la primera txapela, ya que sólo precisó seis encuentros para paladear la gloria. El de Burlata, en cambio, había disputado siete antes de proclamarse campeón, ya que en 1993 jugó tres encuentros; en 1994, uno; y en 1995, tres, el último de los cuales, ante Errandonea, le sirvió para inaugurar su palmarés.

«Inimaginable» cuando debutó

Irujo reconoce que los dos años que ha protagonizado en el campo profesional han sido de ensueño. De hecho, declara que «hasta jugando en aficionados firmaría haber alcanzado cuatro finales en este tiempo» (sin incluir la del Cuatro y Medio navarro de 2004). El navarro ahora piensa en recuperar completamente el dedo meñique de la mano izquierda que tantos quebraderos de cabeza le ha dado y sobre el doblete apunta que «como juegue igual que ante Patxi Ruiz, ni doblete ni nada. Ha sido el peor partido de mi vida en lo que al Manomanista se refiere».

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