Irujo, su frontón y sus prodigios

El delantero de Ibero suelta un partidazo en el momento justo y alcanza la final

Junto a Fernando Goñi, pasó por encima de un descolorido Asier Olaizola y de Oier Zearra

Juan Ángel Monreal

Juan Martínez de Irujo es de Ibero, pero su frontón es el Ogueta. Lo suyo es llegar a él, cambiarse de ropa, ponerse los tacos y redondear una exhibición prodigiosa. Y si es frente a uno de los hermanos Olaizola tanto mejor. Así ocurrió hace casi un año en el Manomanista, cuando firmó 22 tantos de una tacada y dejó en uno a Aimar Olaizola. Algo similar aconteció ayer. Un pim-pam-pum fulgurante, plagado de remates que lo conducen a su segunda final en dos participaciones en el Campeonato de Parejas.

No hubo réplica. No al menos por parte de Asier Olaizola y Oier Zearra, que ayer bailaron la pieza que interpretó Irujo desde el primer minuto. Siempre incómodos, a contrapié y sin poder imponer su juego en largo, la pareja de Asegarce padeció un martirio a manos de sus adversarios. Al menos para ellos el encuentro terminó con rapidez. Irujo y también Fernando Goñi -de nuevo perfecto- no estaban ayer para tonterías. Querían liquidar el partido y hacerlo pronto.

En eso se afanaron desde el primer instante. Irujo salió enchufado y engatilló tres voleas consecutivas y contundentes; unidas a un saque, a una dejada y a un soberbio zurdazo de Goñi que aprovechó el amague de su delantero, subieron el 6-0 al marcador del Ogueta, que ya no volvió a registrar un empate.

El primer golpe estaba dado, y a partir de entonces se sucedieron las malas noticias para la pareja de Asegarce. A la que Irujo tiró su primera pelota -una dejada de izquierda que se marchó abajo- pudo descubrirse que Asier Olaizola no tenía su mejor día. Para sobrevivir frente al campeón de Ibero, hace falta una defensa solvente, y ayer Olaizola flojeó en este aspecto. Con 6-1 y saque azul, Irujo entró de volea desde el tres y mandó la pelota a la pared. Desde allí, la zurda de Olaizola se convirtió en mantequilla y la pelota se marchó al suelo. Irujo no le dejó ni respirar. Viendo las grietas probó una y otra vez. Bien en el ancho, bien en la pared, los tantos comenzaron a caer a toda velocidad.

desde el saque El partido no tuvo nada que ver con los anteriores. El suelo del Ogueta es vivo y se nota. Defender sólo garantiza la derrota, porque quien lleva la iniciativa al final acaba venciendo. Ayer, Irujo mandó desde el comienzo. Sacó mejor que casi ningún día en esta competición y seleccionó sus intervenciones con acierto. No necesitó hacer tonterías. Su rostro concentrado reflejaba la tensión y la seguridad de sus mejores días. Sabía lo que se jugaba y que ayer le tocaba acertar. No falló.

Con Irujo disfrutando de una tarde dulce, los zagueros saben que su papel se acorta. Fernando Goñi cumplió como acostumbra, sin regalar nada. Su único error (19-6) se debió a una jugada un tanto confusa, en la que Zearra se cruzó un poquito antes. El zaguero vizcaíno no jugó ni bien ni mal. Nunca se impuso a su adversario -no tiene poder para ello-, pero tampoco falló más de la cuenta. Su labor, eficaz y brillante otros días, quedó oscurecida por la mala tarde de su compañero y la exhibición de Irujo.

El delantero de Goizueta jugó su peor encuentro el día más importante. Nunca pudo imponer su golpe con la derecha, y sus intervenciones adelante carecieron de acierto. Se le vio precipitado, desarbolado por un adversario que olía la sangre y que no soltó a su presa hasta que la hubo rematado. Olaizola sólo se recuperó en los instantes finales, cuando ya no tenía nada que hacer. Irujo no perdió nunca la concentración y sus dos tantos finales (un pelotazo larguísimo y cruzado y un saque) así lo reflejan.

Irujo-Goñi III22

Olaizola I-Zearra8

Duración 61 minutos.

Saques Irujo logró tres (4, 10 y 22).

Pelotazos 586.

Tantos en juego Irujo, 11; Goñi III, 1; Olaizola, tres.

Errores Irujo, cuatro; Goñi, uno; Olaizola I, seis; Zearra, uno.

Marcador 6-0, 6-1, 12-1, 12-2, 13-2, 13-3, 14-3, 14-5, 19-5, 19-7, 20-7, 20-8 y 22-8.

Incidencias Unos tres cuartos de entrada en el frontón Ogueta de Vitoria.

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