Una mala noticia para el mundo pelotazale. Esta es la nota que nos pasa su director Chuma Navarro:
La revista Jai Berri, tras 16 años de andadura y 191 números, dejará de editarse. La situación de crisis económica y la falta de colaboración institucional han desembocado en unos costes y en una deuda inasumible, que hacen inviable su continuidad.
Este anuncio supone la desaparición de la única revista que trata exclusivamente sobre pelota, una noticia pésima para cualquier aficionado a este deporte. La tristeza es todavía mayor para los que, durante tantos años, hemos tenido la suerte de formar parte activa de este ilusionante proyecto.
La pelota es una de las señas de identidad de nuestra tierra y un patrimonio que debemos proteger, transmitir y fomentar. Con ese objetivo nació Jai Berri en el año 2000, para convertirse en un medio de comunicación objetivo y riguroso, en un canal de difusión de este deporte. Una publicación en la que tuviera cabida tanto el pasado, con especial dedicación a la historia de la disciplina; como el presente, formando a los aficionados de la actualidad; pero sobre todo el futuro, promocionando a las jóvenes promesas y reconociendo la labor de todos aquellos colectivos e instituciones que constituyen el principal cimiento de esta manifestación cultural, en la que se unen tradición y deporte.
El camino no ha sido fácil a lo largo de estos años. A pesar de los obstáculos, hemos alcanzado una tirada de 5.000 ejemplares, con 1.120 puntos de venta repartidos entre Navarra, La Rioja, Burgos, Bizkaia, Álava y Gipuzkoa. El deseo de transmitir y fomentar la pelota fuera de nuestras fronteras nos ha llevado a conseguir que esta publicación se encuentre presente, a través de cientos de suscriptores, en prácticamente todas las comunidades autónomas y en países como Francia, Países Bajos, Italia, Canadá, Estados Unidos, México, Puerto Rico, Panamá, Cuba, Venezuela, Bolivia, Perú, Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay, Chile o Filipinas.
El apoyo inicial de las instituciones, en forma de ayudas y de publicidad, fue decayendo hasta desaparecer por completo en 2007. A partir de esa fecha, la revista ha subsistido gracias a la ayuda inestimable de nuestros lectores y suscriptores, así como a la colaboración de numerosas empresas y pequeños comercios. Sus aportaciones han sido esenciales para poder sobrevivir durante todo este tiempo. Unos años en los que se han incumplido reiteradamente las repetidas promesas que, con fingido entusiasmo y admiración, nos hacían los representantes públicos que se iban sucediendo en los cargos. Nada nuevo bajo el sol, un pequeño capítulo más que añadir al interminable listado de engaños y agravios de estos gobernantes de charanga y pandereta que tenemos la desgracia de padecer.
Aficionados y simpatizantes asisten a diario, con enorme decepción y hastío, a la utilización interesante e hipócrita de la pelota por parte de nuestros representantes políticos. Todos esos personajes que, independientemente de su vestimenta, ideología o del color de su bandera, se llenan la boca invocando las excelencias y la transcendencia de este deporte mientras ejecutan decisiones que están conduciendo a su lenta y progresiva desaparición. Si exceptuamos la singularidad que supone la pelota a mano, el resto de especialidades se encuentran en una situación angustiosa y han sido literalmente abandonadas por las instituciones. En los últimos años hemos sido testigos directos del cierre de escuelas de pelota, de la clausura de torneos y de la renuncia a competir en el máximo nivel tanto de figuras consagradas como de promesas en ciernes. Esta es la auténtica realidad de la pelota, un escenario sombrío y que resulta especialmente doloroso cuando todos los días los dirigentes que actualmente ostentan el poder se definen como firmes defensores de nuestra lengua y de nuestras tradiciones. Por el bien de nuestro deporte, deseamos que recapaciten y que tomen las medidas imprescindibles para cambiar este panorama lo antes posible.
En esta despedida, no podía faltar mi agradecimiento más sincero a todos nuestros lectores y suscriptores, a los clientes que se han dejado la piel por colaborar desde hace muchos años, a las Federaciones de pelota, y a los colaboradores.
Hasta siempre