La semifinal entre Beloki y Olaizola II se jugará el sábado 23 en el Labrit de Pamplona

Parecía que había ganado Urberuaga. Tras ir rezagado 21-7, el zaguero de Aulesti encadenó nueve tantos que limaron su desventaja a cinco tantos, 21-16. Sus seguidores, mayoría en la grada, no paraban de vitorearle. Alguno creía incluso en el milagro. Olaizola II, dominado por su rival, vivió un pequeño desfallecimiento. Pidió tres descansos. Mérito de Urberuaga. Dieron 307 pelotazos en un partido que superó la hora de duración. Más mérito de Urbe.

Se cumplió el guión. Pero no a rajatabla. Aimar Olaizola se clasificó ayer para las semifinales del Manomanista de la LEP.M. Se impuso la lógica y derrotó a Urberuaga en el Astelena de Eibar. Pero no resultó sencillo. El zaguero vizcaíno vendió muy cara su derrota. Se repuso de un 21-7 adverso y con un parcial de 0-9 le metió el miedo en el cuerpo al goizuetarra. Urberuaga alcanzó los doble dígitos y soñó con una remontada imposible. No la consiguió, pero lo que sí logró fue poner nervioso a todo un bicampeón del mano a mano.

El zaguero vizcaíno comentó hace unas semanas que en realidad este partido sería un entrenamiento para Aimar. Y, en cierto modo, así resultó. Un entrenamiento de calidad, muy exigente si se quiere, pero un entrenamiento. El delantero de Goizueta no mostró en ningún momento la tensión de las grandes citas. Tiró de repertorio, sobre todo en defensa, y se exhibió en el ataque, pero jugando con los tiempos, tal y como le permitía la ventaja que primero confiaba que llegaría, y después fue logrando.

"El Astelena es a la pelota lo que Las Ventas al toreo. Los toreros se consagran en Madrid y los pelotaris, en Eibar". La frase es de Miguel Gallastegi, un mito, héroe manista. Don Miguel. Descubrió otro ayer la catedral, frontón de frontones. Se enamoró el senado eibarrés de un chico trabajador de Aulesti, de un maisu de Begoñazpi, de su espíritu, de su pasión, de su lucha, de su entereza, de su orgullo, de su sufrimiento, de su fe, de un buen tipo, de Xabier Urberuaga, a un palmo de obrar el milagro en el mejor de los escenarios. Se quedó el vizcaino, consagrado para el imaginario colectivo, a unos centímetros de descabalgar a Aimar, luminaria absoluta de la modalidad, tras esquivar un demoledor 21-7 con una escalada monumental, plena de arrojo y de convencimiento.

Hubo gestos una vez finalizada la eliminatoria que hablan por sí solos. Cuando cayó el último tanto, el navarro alzó los brazos al cielo como si acabara de ganar un título. Y es que tuvo que sudar, sufrir y trabajar, mucho más de lo que la gran mayoría de los entendidos habían anticipado. Otro hecho sustancial. El respetable despidió a Urberuaga con una salva de aplausos y puesto en pie.

«Urbe, Urbe» oihua zen nagusi atzo Eibarko Astelenan. Amets baten azken geltokia. Zailtasun guztien gainetik mamitzen diren biografia gogor bezain gozo horietako bat. Horixe izan baitzen partidua atzo: 300 pilotakadatik gora izan zituen partida gogor eta gozoa.