La sombra alargada de Don King

Columna escrita en 2001 en Manista.com

Aunque nos suene extraño los deportes del boxeo y de la pelota tienen mucho que ver, y ahí puede radicar los problemas vitalicios que anclan en el pasado al juego del frontón.

Por ejemplo, la manera de organizar los campeonatos (títulos mundiales y finales manomanistas), conceptualmente, son similares entre sí. Hace unos años, igual que en el boxeo, el pelotari campeón defendía su título y sólo disputaba el partido de la final. Daba igual que fuera Cassius Clay contra Sonny Liston en los pesados que Azcárate contra Ogueta en el mano a mano, el campeón partía con esa ventaja. Todos eran grandes y admirados deportistas de la década de los sesenta que atraían multitud de seguidores a los cuadrilateros y los frontones. El aficionado entonces asumía como normal la idea de destronar o no al campeón, pero ahora ya estamos en el siglo XXI y existen los rankings, ATPs y demás.

De ese modo de celebrar el manomanista todavía queda la reminiscencia –equivocada– de que los pelotaris que más lejos han llegado en el campeonato anterior jueguen menos partidos en el de la edición actual. No decimos que los mejores pelotaris no tengan algún beneficio deportivo pero con ser cabeza de serie bastaría, como ocurre en otros deportes (tenis, fútbol en la Champion y Mundiales, baloncesto en la Euroliga…) Pero es que jugar menos partidos es mucha ventaja.

Otra aspecto en que los dos deportes se parecen es en esa jornada previa del pesaje en el boxeo y del apartado de material en la pelota, en ella los futuros contrincantes aparecen con su séquito y marcan el territorio y la trascendencia del match. Posteriormente vienen las declaraciones intimidatorias que van caldeando el ambiente entre los aficionados.

Las figuras del manager en el boxeo y del botillero en pelota son tan entrañables como parecidas en los dos deportes. También en el tenis existe algo similar aunque no pueden estar a pie de pista en la mayoría de los partidos exceptuando la Copa Davis.

Otra similitud se refiere a la manera individual de los deportistas de afrontar los compromisos. Aunque se entrenen en gimnasios y frontones junto a otros boxeadores y pelotaris la preparación se hace con entrenadores y preparadores físicos en exclusiva. Cada deportista se busca la vida y elige su específica preparación.

Seguimos con los parecidos y comprobamos como se puede subir y bajar de los escalafones a los boxeadores y pelotaris. En el boxeo el Don King de turno prepara un camino más o menos difícil (o fácil) a un campeón para obtener una rentabilidad deportiva y económica rápida. En la pelota, aunque no existan promotores con los pelos para arriba, sí que la influencia empresarial y de los intendentes (o directores deportivos) hacen que un pelotari juegue partidos y campeonatos en un nivel o en otro. Hay una aleatoriedad total. Bien es verdad que los campeones acaban pujando y sobresaliendo pero es que hay muchos pelotaris de parecido nivel que están al albur empresarial.

Más. El gran número de eventos deportivos que se disputan de feria en feria con el sólo objetivo de llenar las arcas. Sin campeonatos y puntos por medio son partidos que los mismos aficionados catalogan de festivos, como la verbena de la noche, el campeonato local de tiro al plato o antaño en mi pueblo la lucha libre.

Y más.Todo el entorno que rodea al mundo de las apuestas que hemos visto en las películas tipo Toro Salvaje y que en la pelota, aunque de manera algo más civilizada, también se da, sembrando la duda entre los aficionados amantes sólo del aspecto deportivo del juego.

Todavía más. El componente empresarial que solamente busca el beneficio económico a corto plazo y que no invierte en nuevas estructuras e ideas para que la pelota no se perpetúe como un deporte del pasado.

En fin, que habrá que poner los pilares para que el KO no llegue a nuestro ancestral y actual deporte, para ello tendremos que echar imaginación y modernidad y zafarnos de la sombra alargada de Don King.

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