Carlos Zuluaga / Manista.com
El frontón Astelena cierra sus puertas, por lo menos momentáneamente. El pasado 24 de junio, San Juan y festividad en Eibar, se conmemoró el centenario del histórico frontón. Se le adecentó con una capa de pintura y lo dejaron presto para tan magno acontecimiento.
250 días después la empresa Aspe deja de programar pelota en la catedral de la pelota por cuestiones económicas. El Astelena es santo y seña de la villa armera. En él no sólo se ha celebrado pelota, en su cancha se han desarrollado combates de boxeo, actuaciones musicales, homenajes populares… en fin, un lugar de encuentro de la sociedad eibarresa.
Es como si desapareciera San Mamés, Maracaná, La Bandera de la Concha, las motos en Assen (Holanda), la Paris-Roubaix, el Tourmalet, el Cross de Lasarte, la Fórmula 1 en Monte Carlo, el Rally de los Mil Lagos en Finlandia, los saltos de esquí de Gamirsh-Pantersckichen el 1 de enero, el hipódromo de Aintree con el Grand National, el derby de Kentucky, la bahía de Auckland en vela, los greens de Saint Andrews en Escocia, el Támesis y su Oxford-Cambridge, Twickenham y el Good Save the Queen antes de un match del VI Naciones, Wimblendon con sus faldas y pantalones blancos, el estadio de los Yankees en el Bronx, el Madison Square Garden…o la calle Estafeta. ¿Se lo imaginan?
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