Olaizola celebró por todo lo alto la txapela, primero en una sidrería en Astigarraga y después en Donostia
Karmelo Anabitarte / El Mundo Deportivo
Aimar Olaizola le dieron las tantas celebrando su primera txapela manomanista tras la emocionante final jugada ante Juan Martínez de Irujo el domingo por la tarde en el Atano III de Donostia. No era para menos. En el mismo momento en el que el delantero goizuetarra coronó su extraordinaria remontada del 15-6 al 18-22 ante el pelotari de Ibero, rompiendo así los pronósticos de la cátedra, arrancó una fiesta total que se prolongó durante toda la noche. Concretamente, hasta que los primeros rayos de luz anunciaron la llegada del nuevo día. Aimar hizo una ‘gaupasa’ en toda regla para festejar una txapela no se gana todos los días.
La celebración del título comenzó en la sidrería Alorrenea de Astigarraga, donde cerca de 140 personas entre familiares, amigos y seguidores del pelotari goizuetarra degustaron el típico menú de sidrería, consistente en tortilla de bacalao, chuletón y postre a base de queso y nueces. A la voz de txotx!!, los asistentes saborearon una y otra vez la sidra de las diferentes ‘kupelas’ del establecimiento. El buen ambiente reinó y los cánticos en favor del campeón se repitieron sin cesar una y otra vez.
A eso de las dos de la madrugada, cuando Alorrenea cerró sus puertas, la mayoría de los presentes decidió dar por concluida la velada y retirarse a sus domicilios a descansar, aunque un pequeño grupo de aproximadamente 20 jóvenes decidió seguir con las celebraciones en la Parte Vieja de Donostia.
Entre ellos, como no podía ser de otra manera, estaba Aimar. El pelotari goizuetarra empezaba ya a sentir cierto cansancio por el enorme esfuerzo realizado pocas horas antes sobre la cancha, pero siendo el rey de la fiesta, como era el caso, no podía abandonar a una cuadrilla de amigos entre los que estaban Imanol, Ernesto, los gemelos Aitor y Aitor y Joxe, a los que había dedicado la txapela por su apoyo incondicional allá donde juega a lo largo del año. Habían preparado camisetas con el rótulo “Aimar, txapeldun”, que se pusieron cuando vieron el partido ganado con el 17-21.
En la Parte Vieja, Aimar y compañía fueron los reyes de la noche. Siendo domingo, no había mucho ambiente en el casco antiguo de la capital donostiarra, pero ellos se bastaron solos para seguir de marcha. A eso de las cuatro de la mañana, dieron el último salto a la zona de bares situada fuera de la ciudad, en la plaza de toros de Illunbe, donde les dieron las seis. Empezaba a ser hora de volver a casa para Aimar y sus amigos mientras el resto de los mortales se acercaba al quiosco de la esquina para revivir la hazana protagonizada por el dos veces campeón del Cuatro y Medioy ahora flamante campeón del Manomanista por primera vez en su carrera deportiva. Una noche muy larga