Lemuno es colombiano, tiene 18 años y hace cinco sufrió un grave accidente, al arreglar una moto en un garaje ,que le causó quemaduras en su cuerpo Campeón de Francia de trinquete y karts, quiere seguir los pasos de Xala
ENRIQUE ECHAVARREN/Diario Vasco
Hace no muchos años, en Lezama, donde entrena el Athletic, había un dicho que decía: ‘aquí levantas una piedra y sale un central’. Ese lema se le podría aplicar perfectamente a Pampi Ladutxe, el polifacético pelotazale de Iparralde que a este paso va a convertirse en un Rey Midas porque todo lo que toca lo convierte en oro. Gonzalez y Xala, dos de sus pupilos, ya se codean con los grandes. Arizmendi, otra promesa en franca progresión, comienza a ganarse su sitio entre los segundas. Pero Pampi nunca descansa.
Su último descubrimiento se llama Stephane Lemuno, otro delantero forjado en el trinquete que tiene grandes maneras. Su historia no tiene desperdicio. Nació hace 18 años en Bogotá, la capital de Colombia, pero con dos meses fue adoptado por sus actuales padres. Reside en Saint-Pierre- d’Irube (Hiriburu), cerca de Baiona. Comenzó a jugar a trinquete con siete años y despuntó muy pronto. Se proclamó campeón de Francia infantil y repitió también como cadete.
Su vida sufrió un vuelco inesperado al sufrir un accidente que estuvo a punto de costarle la vida. Stephane se encontraba en un garaje arreglando una moto con un amigo -además de la pelota, el motor es una de sus grandes pasiones ya que llegó incluso a ser campeón de Francia de karts- cuando la colilla de un cigarrillo prendió la gasolina del depósito. Lemuno intentó apartarse, pero en su huida golpeó a una lata de combustible y el fuego se le vino encima.
Doce días en coma
La gravedad de las quemaduras en rostro, pecho y espalda obligaron a los médicos a ingresarle en la UCI, donde permaneció doce días en coma. Curiosamente, sus manos no resultaron tan dañadas gracias al callo que ya tenía hecho. Cuando salió del coma, el primer nombre que pronunció fue el de Pampi. «Le dije a su madre que me ocuparía de él y no me arrepiento de haberlo hecho», proclama con orgullo Ladutxe.
Lemuno estuvo dos años sin jugar, recuperándose en casa de las quemaduras, el mismo tiempo que lleva entrenando con Pampi. «Xala también empezó a su edad conmigo. Tiene mucha afición y es muy trabajador», asegura su mentor. Mide 1,83 metros y pesa 72 kilos. «En los cuatro últimos meses ha pegado un gran estirón y también ha cogido un poco de peso. Antes era más pequeño».
Es delantero y su mano buena es la derecha. «Cuenta con un buen toque de derecha, pero todavía tiene poca fuerza, está un poco blando -indica Pampi-, pero dentro de tres años quién sabe dónde puede llegar. Sus posturas me recuerdan mucho a Oreja III. Es muy pelotari y siempre está dispuesto a entrenar. Ha mejorado mucho a la hora de ejecutar los ganchos y tirar las dejadas».
Lemuno es un pelotari muy responsable. «En su día le dije que si quería ser pelotari, que si quería seguir viniendo a entrenar conmigo, tenía que dejar de fumar cigarrillos. Fue una decisión difícil de tomar ya que todos sus amigos fumaban en la cuadrilla, pero él lo hizo. Dejó de fumar y al cabo de unos meses me dijo: ‘Pampi, qué bien estoy ahora’. Me impactó mucho», recuerda Ladutxe.
Inmensa afición
Además de entrenar con Gonzalez y Xala, siempre está dispuesto a acompañarles y a ejercer de sparring en los frontones. «Su afición es inmensa», dice Pampi. Y al instante surge la pregunta. ¿Estamos ante un nuevo Xala?. Ladutxe prefiere no mojarse. «¿Quién sabe? Pero si le acompaña la suerte…».
Lemuno es la última joya de la factoría Ladutxe, aunque no la única. Ya maneja otro proyecto. En esta ocasión se trata de un zaguero que atiende por Andoni Alberdi. Tiene también 18 años y es natural de Hendaia. «Es más alto que Stephan, tiene más pegada, pero menos movilidad. Esos son detalles que tenemos que pulir con el tiempo, pero promete mucho», matiza Pampi, quien sigue trabajando con la misma ilusión del primer día.
Cuando Pampi jugaba ( un delantero muy listo) sabia definir los tantos, sus quilitos no le hacian perder ritmo ya que siempre estaba bien situado y se adelantaba a la jugada por su buena visión, y véo que aún la conserva.
saludos