Cada vez que un miembro de la saga de manistas de Leitza ha disputado una final de Parejas, se ha llevado la txapela
ENRIQUE ECHAVARREN/Diario Vasco
Oinatz es el sexto miembro de la saga de los Bengoetxea, que ha dado tantos días de gloria a la pelota de Leitza. Lleva este deporte en la sangre. Su abuela, María Jesús, del caserío Barun, también jugaba a pelota en sus años mozos. «En aquellos tiempos todos los jóvenes del pueblo jugaban a pelota en el frontón y la amoña se juntaba con ellos para jugar», dice Oinatz aunque, lógicamente, por su edad, carece de muchas referencias.
De lo que sí tiene constancia es que lucir el apellido Bengoetxea en la espalda entraña una gran responsabilidad. El primero de la saga era natural de Arano y el segundo, de Altsasu, llegó a ser profesional con Empresas Unidas. La relación familiar se inicia con Juan Mari, Bengoetxea III, y Miguel, Bengoetxea IV. Nacieron en Ezkurra y con diez años ambos hermanos se trasladaron a Leitza. También llegaron a profesionales y varias txapelas jalonan su carrera deportiva. Aitor, el hijo de Juan Mari, se anuncia en los carteles como el quinto de la saga. Y Oinatz ocupa el sexto lugar. Pero no es el último. Ibai, el hijo de Miguel, juega en aficionados y si un día llega a dar el salto al profesionalismo será el séptimo de los Bengoetxea.
Tres de tres
Lo curioso es que cada vez que un Bengoetxea ha llegado a una final del Campeonato de Parejas, la ha ganado. El primero fue Juan Mari, en 1979. Formaba pareja con Iñaki Gorostiza y juntos derrotaron a Elías Piérola y Antxon Maiz en el Atano por 22-15. Miguel recogió el testigo tres años después, en 1982, también en el Atano. Con Antxon Maíz como compañero se impusieron a Roberto García Ariño e Iñaki Gorostiza por 22-11. Y Miguel repitió txapela al año siguiente, en 1993, de nuevo con el gigante de Arantza como zaguero, esta vez ante Juan Bautista Oreja e Iñaki Aldazabal por 22-18. La cita también fue en Donostia.
El próximo día 20, otro Bengoetxea, Oinatz, el sexto, se juega la txapela del Campeonato de Parejas en el mismo escenario. Y quiere que la tradición se mantenga. «Ojalá que sea así, yo voy a poner todo de mi parte para que la tradición se cumpla», asegura.
Ayer estuvo entrenándose en el Atano III con su pareja de la final. Beloki. El hermano de Rubén, Alberto, y Peñagarikano hicieron de sparrings durante casi dos horas bajo la supervisión de Salva Vergara y Roberto García Ariño. Era la primera toma de contacto con el escenario de la final. Tras el calentamiento, los cuatro pelotaris disputaron varios partidillos. El ritmo fue exigente. «Hemos estado jugando un ratico en el Atano III y me he encontrado bien -nos dijo-. No hemos hecho nada especial, pero ha sido un buen entrenamiento. Volveremos el lunes y el jueves será la elección de material».
Oinatz ya ha jugado en tres ocasiones en el Atano III y no cree que el escenario favorezca a Martínez de Irujo, su rival en la final. Aún así, comparte opinión con Beloki al declarar que «el suelo está bastante irregular».
Tras eliminar en semifinales a Titín y Barriola, Bengoetxea VI declaró que era un sueño entrar en la final. Y aún no ha desaparecido. «La final sigue siendo un sueño, pero hay que jugar y ganarla. Es mi primera final y es muy importante para mí. ¿Presión? Sé que tengo que salir tranquilo a la cancha y espero hacer bien las cosas. No tengo nada que perder. Si disfruto jugando tendremos más opciones de ganar. Todavía no me veo con la txapela».