El joven zaguero de Burlata sentencia un choque en el que se preveía un duelo de zagueros, pero que se desequilibró en los cuadros «alegres»
Juan Luis Ibarretxe / Deia
Xabi Larraia decidió romper el guión de la final del Open de Araba celebrada ayer en Amurrio, ya que, lo que en principio iba a ser un encuentro duro, en el que los dos zagueros iban a batirse el cobre, acabó siendo una exhibición del delantero de Burlata, eso sí, perfectamente acompañado de un Armendariz que acabó con su casillero de errores a cero. Y eso que el choque empezó cuesta arriba para los intereses de los navarros, que vieron como sus oponentes se adelantaban con una espectacular salida en tromba. Ariznabarreta fue quien inauguró el marcador con un saque directo y a continuación le siguieron una dejada, una «paradita» y un error de Larraia que colocaban un 4-0 favorable a los «naranjas».
Una cortada a la chapa enviada por el de Galdakao sirvió para acabar con la racha de los adelantados, que se vieron inquietados con un gancho de Xabi y una cortada de su zaguero (4-3). El duelo discurría a un ritmo frenético y los vizcainos aún mantuvieron una ventaja relativamente cómoda hasta el 6-3. Una tacada de tres tantos dio paso a un tremendo pelotazo de Zabala, sobresaliente durante la primera decena, que instaló el 7-6 en el luminoso y que a la postre constituyó la última ventaja de Karmelo y Txaber a lo largo de la liza.
Un error forzado del galdakoztarra, sumado a dos cortadas de sus rivales, una de Larraia y otra de Armendariz, supusieron el primer pequeño despegue «azul» (7-9), que fue contestado de inmediato por Ariznabarreta con una violenta cortada.
Arreón definitivo
Sin embargo, en este punto se acabó la incertidumbre, ya que Larraia, que ya estaba dando una buena imagen durante la primera mitad, se desmelenó y se transformó en un auténtico jabato en los cuadros «alegres». Bien con los ganchos, las dejadas, o el saque, el burlatarra, que además exhibió una gran defensa, se convirtió en la pesadilla de sus rivales, que vieron como un parcial de 0-8 dejaba la liza casi sentenciada (8-17). Una volea de Karmelo detuvo momentáneamente el vendaval, pero los de Nafarroa ya estaban lanzados y Xabi acabó por doctorarse erigiendose en la figura también en estos últimos cinco tantos.