Los grandes dominadores

De los últimos 37 títulos puestos en juego en el Manomanista, 35 han ido a parar a pelotaris navarros
Tino Rey / El Correo

Cifras abrumadoras. Navarra ha tiranizado en beneficio suyo el Campeonato más prestigioso de la pelota. Su dominio es abrumador, sonrojante para el resto de los territorios históricos donde este deporte se ha erigido en santo y seña de sus moradores. Desde que en 1969 Juan Ignacio Retegui lograra la primera ‘txapela’, han impuesto en las canchas un rodillo triturador.

Desde aquel año, en el que el mítico zurdo de Erasun derrotaba en el Municipal de Bergara (22-8) al X de la saga de los Atano, los navarros se han paseado por la competición como un señor feudal por su circunscripción. De los 37 títulos disputados, 35 de ellos fueron a parar a manos de pelotaris de Navarra.

Sólo dos paréntesis en tan largo recorrido. En 1977 fue Iñaki Gorostiza, un zaguero de una derecha explosiva, nacido en las silenciosas y verdes faldas del Anboto, quien se proclamaba campeón al doblegar (22-12) a Roberto García Ariño en el frontón Adarraga, de Logroño.

En aquella añada, la pelota vivió uno de sus mayores cismas y es conveniente subrayarlo. En el Manomanista, que entonces se celebraba bajo el paraguas protector de la Federación Española de Pelota, no intervinieron los pelotaris adscritos a Empresas Unidas, donde militaban Retegui I y Retegui II, por desavenencias con su homónima Eskulari.

En el año 1989, Josean Tolosa acababa con la racha triunfal de Julián Retegui, que había cosido a pelotazos nueve ‘txapelas’ consecutivas. El guipuzcoano, que hizo del sotamano su mejor arma defensiva, doblegó (22-19) a su rival en un partido de mucho desgaste físico, cargado de pelotazos y de buen juego.

Desde aquel último año de la década de de los ochenta, todas las ‘txapelas’ han sido cosas de navarros .¿Por qué se produce esta irrefrenable tendencia? Julián Retegui no tiene una respuesta lógica a la pregunta. «Navarra marca la diferencia y no se sabe muy bien porqué. Será por la enorme pasión que despierta este deporte en la juventud navarrica». El último en poner una pica en el Atano III ha sido Juan Martínez de Irujo. Una semilla que ha germinado espontáneamente. Habrá que esperar a ver si estamos ante un fenómeno o un campeón de un solo año.

Ecos de la final

La final ha salido muy mal parada por la disección realizada por ex campeones y ex pelotaris de la modalidad. Como siempre, el más crítico Miguel Gallastegi, con tres ‘txapelas’ en su haber. «Hemos vivido un espectáculo muy triste, con estas pelotas me echan para atrás y la manera de jugar, constantemente buscando el aire, más vergonzoso aún».

Luis Benito Nalda, ex campeón de segunda categoría, empresario y ligado a la empresa Asegarce, no se ha ahorrado adjetivos para descalificar el cestaño que se pone en juego en los frontones. «No quiero minimizar el triunfo incuestionable de Irujo, pero las pelotas han sido impresentables, auténticas canicas. Que me diga alguien cómo desde el cuadro siete se puede poner de volea a la vuelta en el cuadro cinco». Gorostiza y Ariño I se agarraban la cabeza por las intempestivas entradas de aire de Xala e Irujo.

© Pelota Vasca - Manista. Diseño: iLUNE