En los tres últimos años, quien gana a Agirre se lleva la txapela
Juan Luis Ibarretxe / Deia
Imanol Agirre se ha convertido, sin quererlo, en una especie de amuleto para los que han sido sus adversarios en las últimas ediciones del Manomanista. No en vano, los tres pelotaris que han ganado al de Artea en la citada competición han acabado haciéndose con la txapela, por lo que el año que viene, el que se enfrente con él saldrá con una motivación especial, esperando que, en caso de victoria, la historia se repita y viaje directo hasta la gloria.
El propio Agirre se toma la situación con buen humor y reconoce que todavía «nadie me ha dicho que quiere cruzarse conmigo, pero a este paso se van a dar cuenta y van a pedir que les pongan contra mí». En concreto, sus últimos verdugos en este campeonato han sido Abel Barriola, en 2002; Patxi Ruiz, en 2003, y Martínez de Irujo, en 2004. Imanol señala sobre la buena suerte que trasmite a sus contrarios que «no sé si tengo una varita mágica o muy mala suerte con los rivales. A ver si el año que viene me toca una figura, pero que no esté en forma y le puedo ganar». En dos de los casos, ante Abel y ante Juan, el delantero de Asegarce fue el que más tantos logró ante el que luego resultó campeón. No obstante, esta circunstancia no le sirve de consuelo, puesto que «aquí lo único que vale es ser campeón, de lo demás nadie se acuerda y ves que haberles apretado sirve de poco, ya que en una eliminatoria sólo cuenta llegar a 22». Este año, Agirre no comenzó bien su encuentro ante Irujo y al final eso le pasó factura, puesto que luego se quedó a un paso de la remontada. «Durante una semana sí que le di vueltas al partido, ya que demostré que si hubiera empezado bien podía haberle dado guerra y haberle ganado», se lamenta.
«Una txapela muy abierta»
A la hora de referirse al mano a mano, Agirre constata que el abanico de candidatos es cada vez más amplio y asegura que «la txapela está cada vez más abierta, y se ha demostrado, porque los dos finalistas han sido nuevos y no se están repitiendo campeones». El de Bizkaia siguió atento, al igual que la mayoría de pelotazales, las evoluciones del choque decisivo, acerca del cual destaca que «no fue excesivamente brillante en lo que respecta al juego, pero era algo que ya se esperaba, porque son dos pelotaris agresivos y Xala no aprovechó lo acelerado que salió Irujo».