El lunes se cumplen 50 años del primer festival durangarra, en el que jugaron Atano y Gallastegi
Juan Luis Ibarretxe / Deia
Medio siglo de testigo de la historia de la pelota. Esto ha sido el frontón Ezkurdi de Durango, que el lunes cumplirá 50 años desde que se abriesen sus puertas con un festival mixto de mano y pala. En la primera de las modalidades, Atano III (ya retirado, pero que regresó para la ocasión) y Gallastegi hicieron frente a Ladutxe I y Aranbillet, mientras que a continuación saltaron a la cancha Baracaldés II-Amorebieta IV y Begoñés VII-Agirrebengoa. Un día más tarde también hubo pelota en la cancha vizcaina, pero entonces fueron Onaindia-Gallastegi y Txikito de Artadi-Barberito III-Legarra los que disputaron el primero de los choques, para, acto seguido, dar paso a Laka-Rekalde y Larrea-Mugerza I.
De este modo, se hacía realidad una de las aspiraciones de Miguel Piedra, que fue el intendente de esta primera función. Desde entonces han pasado cinco décadas, entre las que destaca la de los sesenta, cuando aún no se había inaugurado el Jai Alai de Gernika. Durante esos años se programaban funciones los martes, jueves y sábados (tarde y noche) y los domingos (sólo tarde), con lo que los cerca de cien pelotaris que formaban el cuadro contaban con partidos de sobra. Las figuras de entonces eran Orbea, «el chino» Bengoa, Txetxu Larrañaga y Solozabal, entre otros. Posteriormente llegó la generación de Ondarrés, quien precedió a la de Katxin Uriarte y Txikito de Bolibar, que jugaron a finales de los setenta e inicios de los ochenta. Luego llegó el declive de la cesta, pese a lo cual, esta cancha no ha dejado de ser emblemática. El puntista Juanpe Castaños, campeón del mundo en 1999, señala que «en Durango, todo el mundo sabe lo que ha supuesto este frontón, pero luego la gente no acude al mismo. Me acuerdo que antes había seis o siete funciones semanales y hay que recuperar esos tiempos». Txikito de Bolibar era uno de los puntistas que, tras competir en invierno en Estados Unidos, jugaba en Euskadi en verano y recuerda perfectamente cómo «la grada del Ezkurdi se llenaba a tope. Yo jugué muchos encuentros allí y recuerdo cuatro en los que me enfrente yo solo a una pareja. Las cuatro veces gané, al principio me ponían rivales sencillos, pero luego me enfrentaban a contrarios cada vez más complicados». Asimismo, añade que «allí siempre he jugado cómodo, al igual que en Gernika y en Markina».
Más reciente es la experiencia de Atain, aunque él también jugaba en la cancha durangarra cuando llegaba de América. «No guardo ni un solo recuerdo malo de ese frontón,era una cancha que me gustaba y que hoy en día también se podría explotar, aunque se necesitaría ayuda. Es cierto que el público ya no acude, pero eso ha sucedido en todos los frontones, por lo que hay que hacer algo, aunque sea entre las dos empresas», indica.
Mañana, mano
Los actos del aniversario arrancarán mañana, con un festival de Frontis (20.00 horas) en el que se medirán Nagore-Errandonea y Barberito VI-Armendariz. El domingo se homenajeará a la familia Piedra, que regentó el frontón durante 38 años y tres generaciones.