Exhibición de Urrizelki en mano individual
Juan Ángel Monreal / Diario de Noticias
Aragón se impuso en paleta cuero y pala corta, y Mundiñano y Okiñena certificaron el triunfo
Navarra sufrió, pero obtuvo un nuevo título. La Copa del Rey de Pelota, que se ha celebrado este fin de semana en Pamplona por primera vez desde 1994, terminó con victoria para los anfitriones, que comenzaron perdiendo en los dos encuentros de herramienta y que lo arreglaron, como era previsible, en mano. Pablo Urrizelki desbordó a Elorrieta (18-2) en mano individual y Mundiñano-Okiñena sellaron el éxito en el partido por parejas (22-11).
Unos 250 espectadores ambientaron el Labrit y disfrutaron con dos encuentros que estuvieron por encima del resto: el de pala corta y el de mano individual. En éste, la actuación de un zaguero joven, fresco y con un hermoso futuro, demostró que el mano a mano premia a quienes extienden la pelota con facilidad, abren hueco y terminan el tanto. A Pablo Urrizelki le bastó con lo primero. Tuvo a Elorrieta de recadista en los apenas 20 minutos que duró el choque y demostró que, si se entrena con Asegarce, es por algo. Ha crecido en los últimos meses y puede seguir haciéndolo.
Con él comenzaron a asentarse las aspiraciones de Navarra, que se certificaron en el encuentro por parejas. No fue un partido hermoso (Iñigo Díaz lo vio desde la grada en una sorprendente decisión técnica), pero sí dejó claro el magisterio de Álvaro Okiñena en la zaga y la efectividad de Urko Mundiñano con el saque, con el que logró ocho tantos directos. El pelotari de Oberena, por su parte, sujetó primero a Aitor Navarro y descartó también a Álex Ibarra, andaluz de ascendencia alavesa que quizá juegue el año que viene en algún club navarro. El chaval es un delantero no muy largo pero listo, rápido e intuitivo, que puede hacer carrera en aficionados. Ayer se fajó con Mundiñano en una pelea desequilibrada desde antes de jugar. La lesión de Irigoien en el hombro dejó a Andalucía sin su mejor delantero y puso el encuentro en bandeja de plata para los intereses navarros.
Con Irigoien en el frontón, las cosas tal vez habrían sido distintas, sobre todo para Aragón, que hizo su parte y ganó los dos encuentros de herramienta con total merecimiento. En Zaragoza han crecido cuatro palistas interesantes, fruto del buen trabajo de un par de clubes y semilla de una escuela que tratan de que no se pierda el gusto por este deporte. En paleta cuero, Cavallero e Idoipe arrollaron de salida a Urriza e Ibargarai, aturdidos tal vez por el madrugón. El delantero, brillantísimo en la semifinal, tardó en despertar. Para cuando lo hizo llevaba una desventaja de casi 20 tantos. Ibaragai pareció acusar la responsabilidad y perdió más pelota de la habitual. La ausencia de Eslava se ha dejado notar este fin de semana. Al final, 35-28 en un encuentro muy flojo.
Espectáculo a corta
Lo mejor vino después, en un choque igualado y duro, entre dos de las mejores parejas que se pueden formar en aficionados. Zozaya y Erburu plantearon mucha resistencia a dos cañoneros como Mercado y Velilla. El zaguero maño confirmó que ahora mismo es quizá el número uno en aficionados. Es zurdo, tiene poder y se ha asentado. Ayer supo rebotear con eficacia y encontró la ayuda de un delantero muchas veces irregular, pero que posee un fusil en su derecha. Ayer lo enseñó. Primero, para levantar una desventaja de tres tantos y, luego, para liquidar el encuentro con un palazo precioso que supuso el 40-38. Erburu no pudo devolver la pelota. Al veteranísimo zaguero de Espinal no le gana todavía ningún joven zaguero navarro.