El goizuetarra jugará la final del Manomanista después de arrollar a Gonzalez ayer en el Beotibar
Karmelo Anabitarte / El Mundo Deportivo
Aimar Olaizola se clasificó ayer para la segunda final manomanista de su carrera deportiva al arrollar a Sebastien Gonzalez en la desequilibrada semifinal disputada en el Beotibar de Tolosa (22-6). El delantero goizuetarra completó un buen trabajo sobre la cancha del frontón tolosarra, aunque no necesitó pisar a fondo el acelerador para dejar en la cuneta a un Gonzalez que no estuvo a la altura de las circunstancias en ningún momento y que ofreció excesivas facilidades. El lapurtarra pareció un pelotari demasiado vulgar para poner en aprietos a un adversario de tanta entidad. La semifinal le vino grande.
Esta vez, la cátedra no se equivocó al tirar el dinero por el pequeño de los hermanos Olaizola con momios iniciales de 100 a 40 euros antes de que la pelota se pusiese en juego. El Beotibar registró una buena entrada, aunque no tan buena si tenemos en cuenta que estábamos ante toda una semifinal del Manomanista. La zona de cancha no se llenó y la grada superior, tampoco. Quizá, visto lo visto, algún responsable empresarial se habrá arrepentido de no haber llevado el partido al Labrit de Pamplona.
Desde luego, los que se rascaron el bolsillo al pasar por taquilla (la cancha se cotizaba a 70 euros) se quedaron con las ganas al ver cómo la primera semifinal se esfumaba en cuestión de 40 minutos y 154 pelotazos a buena. Gonzalez no dio la talla en ningún momento y terminó enfadado consigo mismo. Al término del partido reconoció lo evidente, que había jugado muy precipitado desde el primer momento, que su volea no había sido todo lo consistente que necesitaba para optar a estar en el partido y que no había estado acertado en las escasas oportunidades que tuvo para terminar el tanto. En definitiva, que él mismo se había encargado de enterrar sus escasas opciones de meterse en la final mientras, desde la silla de contracancha, Pampi Laduche era incapaz de corregir su juego. El zuro de Askain terminó acumulando hasta nueve regalos y curiosamente, lo mejor que hizo fue restar, ya que sólo encajó dos saques.
Aimar, por su parte, demostró que sigue siendo un pelotari de enormes recursos. Quizá no esté con el juego de hace dos años, cuando una lesión se cruzó en su camino hacia la txapela, pero sigue siendo uno de los pelotaris más completos de la actualidad. Tiene dos manos preciosas y termian el tanto con una facilidad pasmosa. Ayer se apuntó nueve tantos de jugada y otros tres saques y sólo cometió dos errores. Su único lunar, una falta de saque al buscarle la derecha a Gonzalez cuando para entonces ya le había metido tres saques sacando largo y arrimado a pared izquierda. A partir de ahí, una tacada de ocho tantos le permitió poner tierra de por medio