Gran primera semifinal, con emoción y calidad en un partido que se decidió en el último pelotazo. Mikel y Beroiz superan por 22 a 21 a Larrazabal y Cecilio. Santxo e Isasmendi se imponen en la segunda.
Para abrir el festival del torneo, segunda edición del campeonato de otoño en Zaramaga, quilates de calidad, emoción a toneladas y pelotazos de lujo con cuatro pelotaris que dejaron sello y esfuerzo hasta el último tanto. Mikel Rafael y Mikel Beroiz, a la contra, superaron un partido que tuvieron perdido. Porque Iker Larrazabal andaba como un tiro – a bote y desde sus 17 años, con una derecha descomunal, hizo todo el daño del mundo, incluidos varios rebotes, un par de ellos descomunales, que superaban por alto a compañero y rivales- y Cecilio parecía una roca, infalible y muy seguro.
El partido, si hubiera seguido por los mismos derroteros que en su primera parte, con ventajas azules hasta pasado el ecuador, podría haber terminado con ventaja clara. Pero enfrente había un zaguero que no perdió confianza ni fuelle, que fue arrimando pelota a pared para complicarle al adversario y, por delante un delantero diésel, con pundonor y callo, capaz de sufrir y superarse de los voleones de Iker, de la fuerza de Iker y de un juego defensivo que ayer también mostró el chaval de Amurrio en la cancha.
El partido se igualó cuando hubo un cambio de pelota que favoreció a los colorados. Una pelota que pidió la pareja contraía además. Y, sobre todo porque quien perdona suele pagarlo. En el último tramo, con 18 a 21 para azules, la mala suerte más que otra cosa, mucha chapa consecutiva, la cruz en suma del juego, en buenos remates de Larrazabal, les costó no cerrar el triunfo. Una victoria que llegó de una cruzada de Mikel en escorzo a la que nadie hubiera llegado. Partidazo.
En la segunda semifinal, Santxo e Isasmendi doblegaron a Azketa y Elizegi, los últimos campeones del Social de Zaramaga, del mismo club, consolidados y campeones de Liga Vasca. 22-10 para los colorados. Casi todo dicho excepto que enfrente estaba Santxo, un guerrero, un campeón del mundo, un defensor excelso que supo llevar en volandas al zaguero alavés Mikel Isasmendi, sublime con la zurda y cumplidor con la derecha, mano dañada tras la final manomanista del provincial.
Casi está todo dicho. Santxo va un peldaño por encima. Pudo en el juego en corto, pudo cuando alargaba la pelota, dejó que Mikel gozara con pelotas cortas, ayudó cuando veía que el bombardeo contra su compañero persistía… Xabi Santxo fue un coloso. En los azules Elízegi no fue el seguro de vida que suele ni Azketa tan decisivo como acostumbra.
Se prevé bonita final para el jueves que viene.