Sergi Durbà / Valencia.
Era la tercera y definitiva partida de la final, la más esperada y deseada por los aficionados. Por un lado, la pareja formada por Soro III y Javi, de rojo; y por otra, el trío de Pere Roc II, Félix y Monrabal, de azul. Espadas en alto. Trinquete de Pelayo lleno hasta los topes. Pero no. Definitivamente, no era día de partida histórica, más bien al contrario. Era día de cálculos, de partida técnica, irregular, con constantes altibajos, en algunos tramos, incluso, decepcionante. Porque sí, porque el trío de Pere Roc II parecía tener estudiada la pareja, consciente de que si superaba la muralla de Javi de Massalfassar, Soro III sería castigado con un exceso de juego y finalmente derrotado, como así lo reflejaba el marcador una hora y media después de haber comenzado la final: 60-35. Pere Roc II, Félix y Monrabal, campeones de la Liga Profesional de Escala i Corda.
En efecto, desde muy pronto se veía que no era la partida soñada por la pareja, demasiado exigida desde el inicio. Y a pesar de que Soro III comenzaba en la parte del dau y anotaba el primer juego por la vía rápida, enseguida los azules tomaban una ventaja de tres juegos para ponerse, no sin dificultad, con un 20-35 a su favor. Diferencia insalvable. Más aún teniendo en cuenta que en determinados momentos parecía que Soro III enfrentaba solo contra tres paredes que maduraban el quince hasta que el de Massamagrell, agotado, fallaba, bien porque la mano izquierda no es su fuerte, bien porque el martilleo resultaba imposible de aguantar más de cinco minutos seguidos. Pere Roc II, de hecho, no fallaba ninguna, seguro y elegante; Félix aprovechaba cualquier ocasión para ajustarla al máximo a la cuerda; y Monrabal remataba con contundencia los pocos quinces que le llegaban. Entretanto, Javi se desesperaba, impotente ante los pelotazos del trío azul. Con 30-40 parecía haber una ligera reacción de los rojos, un grito de rabia, muestras de ánimo de una afición con ganas de ver la partida del año. Sin embargo, cuando parecía que el punto de inflexión para los rojos llegaba, el trío azul volvía a la carga con una estrategia clara: a la izquierda de Soro, con pelotazos directos al pozo de Pelayo, provocando errores de concentración de la pareja, poco comunicativa a lo largo de toda la partida. En conjunto, una partida extraña que coronaba campeones absolutos Pere Roc, Félix y Monrabal con total merecimiento. O al menos así lo aseguraba Soro después de la partida: «No ha podido ser». El año que viene más y mejor.