La liguilla de semifinales se ha suprimido. Dos años ha durado la iniciativa empresarial de hacer competir a los cuatro mejores entre ellos con una periodicidad semanal. Las críticas a este sistema han sido incesantes y los desórdenes en las programaciones, un desastre. Las empresas han plegado sus intereses económicos en pro de un torneo más llevadero para las manos de los protagonistas.
M.M.N./La Rioja
Los cambios en los partidos, los aplazamientos pedidos, los partes médicos tampoco han ayudado a los responsables de las cadenas de televisión, cuyo voto era contrario a mantener un sistema de juego que se sostenía con hilos. Los pelotaris llegaban al último tramo en mal estado.