Sensatez e injusticias

Diario de Noticias

El mano a mano de 2005 recupera la sensatez. La eliminación de la liguilla después de dos años de sinsabores demuestra que la competición más antigua de la mano no necesita inventos. Cuatro cabezas de serie y otras tantas escaleras sirven para deparar dos meses de competición sin tregua, con más aspirantes que nunca y con una línea, la que va de Beloki a Martínez de Irujo, eléctrica.

El sorteo tiene sus riesgos y ayer se comprobaron, pero a la larga es más limpio, más serio y más justo. Los tiempos de las ventajas excesivas, cuando el campeón esperaba en la final, afortunadamente han pasado. Ahora hay más gente capacitada para ganar y merece la pena verlos en acción, con posibilidades.

Elimina la liguilla, sin embargo, no quiere decir que todo se haya hecho bien. Junto con los problemas estructurales (controles antidopaje, reglamento sancionador y todo lo que tiene que ver con la discrecionalidad rampante en la que se mueven las empresas), se suman decisiones técnicas cuando menos discutibles. A Beloki, por ejemplo, le ha salido muy caro su tropezón frente a Lasa en la semifinal del Parejas y su consiguiente rotura en el brazo. Ha bajado dos puestos. ¿Es justo para quien ha sido campeón cuatro veces y finalista otras dos? Tampoco está claro por qué Juantxo Koka debe comenzar desde abajo del todo cuando el año pasado venció en un encuentro. Al mismo peldaño se ha visto conducido Imanol Agirre, semifinalista en 2002 y que en las tres últimas ediciones ha caído frente a los campeones (Barriola, Patxi Ruiz e Irujo). Este peldaño se lo salta Oinatz Bengoetxea, a quien su empresa premia por su buen comportamiento en el Parejas y concede una semana extra para poder entrenarse a fondo. No hay mucho más. Están los que son, quizá desordenados, pero todos con opciones. Sólo falta -¿lo veremos algún día?- Mikel Goñi.

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