Leiza y Patxi Ruiz no entregaron nunca la cuchara (22-20)
JAVIER HERNÁNDEZ / Diario de Navarra
Un Adarraga rebosante de expectación y absolutamente espectacular sufrió lo suyo antes de poder aplaudir el triunfo de su referente exclusivo, Titín III. El de Tricio, que saltó a su cancha como favorito para todos (el dinero se cantó 100 a 40 y se cerraron también posturas de doble a sencillo) hubo de resolver una dura refriega antes de llegar al tanto 22. Jugó con Goñi frente a unos rivales, como Leiza y Patxi Ruiz que dieron una impresión mucho más redonda que en el encuentro anterior. Sobre todo por lo que respecta a un Íñigo Leiza que soltó amarras en la segunda parte de una pelea y que llegó a encarar y encimar el propio desarrollo del partido.
Los de Aspe encaminaron tempranamente el marcador con ventajas que parecieron sustanciales: 1-1, 4-1, 6-3 y 8-4. En cualquier caso a Titín le costó meterse definitivamente en el acierto. Rebosaba entusiasmo, carácter y garra. Pero parecía un poco más lejano del acierto que en otras ocasiones.
Los de Asegarce, viniendo desde atrás, consiguieron equilibrar las cosas: 9-9. De nuevo tomaron la iniciativa Titín y Goñi en un rato que les llevó al l3-9 y al 16-10 y que estuvo fundamentalmente soportado por un Fernando Goñi que, pese a saltar a la cancha con un poco de catarro y no en sus ideales condiciones, ofreció un rendimiento magro y eficaz. Sujetó y tuteó a todo un Patxi Ruiz que siempre encaró el trabajo con pelotazos magníficos.
A partir del 16-10 Leiza descartó todos los miedos y complejos y pasó a buscar la pelota y a terminar. Y ello comenzó pesar en la tendencia de un partido que se metió por momentos en emociones y que supuso la cuesta arriba para Titín. Leiza defendió pero nunca se olvidó de abrochar el remate a través del gancho o la parada. Goñi tuvo que aguantar carros y carretas. Sobre todo cuando luego de un 20-16 los de Asegarce se acercaron a un 19-20 que dejaba abierto el terreno de las dudas. Finalmente Titín ganó, cumplió con el pronóstico y terminó una pelea sufrida, mucha más trabajada de lo previsto y llena de interrogantes hasta el final.
Fernando Goñi hizo un enorme partido. Titín fue empujado por la grada pero al de Tricio le costó soltar amarras posiblemente por la propia presión y responsabilidad. Ruiz estuvo correcto y Leiza resultó, de alguna manera, la buena noticia del partido. El delantero, recién incrustado entre los grandes, fue de menos a más y se soltó. Perdió pero ha dejado una excelente impresión.