Patxi Ruiz da la sorpresa y derrota a Aimar Olaizola en el Labrit tras un partidazo que tuvo de todo
Fernando Atienza / El Mundo Deportivo
Qué partido el que nos ofrecieron ayer Aimar Olaizola y Patxi Ruiz. Qué monumento a la pelota. La verdad es que fue una pena que terminara porque partidos como el de ayer se ven muy de tarde en tarde. Ganó Patxi Ruiz, ganó la pelota y ganó el aficionado, que ayer salió del Labrit con las palmas enrojecidas de tanto aplaudir. Sólo perdió Aimar, si bien derrotas como las de ayer son menos derrotas por la forma en la que se produjo.
Patxi Ruiz demostró ayer tres cosas: primero, que Aimar no es imbatible en la distancia; segundo, que para ganarle hay que jugar una barbaridad; y tercero, que Ruiz, si controla sus nervios y no regala tanto, es un serio candidato a la txapela porque el látigo que tiene en su derecha es de órdago.
Esos nervios que tanto le han traicionado pudieron pasarle factura en los primeros compases, en los que se vio a un pelotari apático, sin nervio, fuera del partido. Lo aprovechó a la perfección Aimar,que se fue con facilidad hasta el 5-0 gracias a dos tantos de saque, dos errores de Ruiz y un tanto de propia cosecha.
La cosa comenzó a cambiar cuando el zaguero de Estella se anotó su primer tanto después de enzarzarse en un intenso peloteo con Aimar. Después enlazó dos tantos de saque que le acercaron hasta el 5-3, lo que definitivamente le metió en el partido.
Patxi y Aimar comenzaron a intercambiarse tantos, algunos muy peloteados y de bella factura que levantaron al público de sus asientos. También hubo errores, como las dos pasas de Olaizola II, pero fue lo de menos.
El partido comenzó a romperse cuando el delantero de Goizueta encadenó seis tantos consecutivos que permitieron un despegue que se antojaba definitivo. Del 10-8 se pasó al 16-8. Fueron los mejores momentos de un Aimar que por fin pudo conectar sus ganchos al ancho, que por fin pudo hacer sus paraditas al txoko. No es que Ruiz fallara porque de los seis tantos sólo concedió uno.
Pero cuando más muerto parecía estar el de Estella, cuando parecía que iba a arrojar la toalla, Patxi surgió de la nada para comenzar a tejer su remontada.
Tres tantos de Ruiz, dos errores de Aimar y dos tantos de saque le pusieron a sólo un tanto (16-15), pero entonces, cuando el empate parecía inminente, Patxi cometió su primera falta de saque (17-15). Aimar no aprovechó el regalo y acto seguido fallo uno de sus ganchos al ancho, lo que unido a un latigazo con la zurda de Ruiz y a su sexto tanto de saque le dieron la primera ventaja del partido (17-18). Con un gancho puso el 17-19 y con otro golpe de similares características que esta vez falló Aimar recortó distancias (18-19). No había tregua.
Ruiz estaba crecido, venía de trás, de muy atrás y sabía que no podía perder esta oportunidad. Tenía confianza y eso le permitió hacer una dejada con mucho efecto que Aimar no pudo levantar (18-20). En esa jugada el de Goizueta terminó impactando con su cabeza en la pared, lo que le dejó casi K.O. obligándole a irse a los vestuarios. Por momentos pareció que Olaizola II no estaría en condiciones de regresar porque el golpe había sido muy seco. Pero Aimar volvió.
Entonces Patxi Ruiz cometió su primera y única pasa del cuatro y medio (19-20). El de Estella protestó, pero de nada le sirvió. Las imágenes no le daban la razón. En el siguiente tanto el zaguero mandó la pelota a la txapa (20-20). No podía haber mayor emoción.
Falta de saque imperdonable
En un emocionante tanto, Ruiz buscó el cartón 21 con un dos paredes y luego con una paradita al txoko, pero Aimar se defendió como gato panza arriba para terminar el tanto cruzando la pelota al ancho (21-20). El partido estaba ensus manos. Pero con su último saque Olaizola II cometió un error imperdonable, ya que hizo falta (21-21).
En el último tanto Patxi Ruiz sorprendió con una dejada lejana a la que no llegó Aimar, que tuvo que hincar la rondilla ante un Ruiz enorme que le hizo a su rival un regalo de cumpleaños envenenado. Y es que Aimar cumple hoy 26 años