Galarza VI y Leiza protagonizaránla tercera final vizcaina de Segunda
Juan Luis Ibarretxe/Deia
«Ya era hora, ¿no?». Con esta expresiva frase del mítico Jesús García Ariño se puede resumir la larga espera a la que ha tenido que hacer frente la hinchada vizcaina para ver a dos de sus representantes en una final del Manomanista de Segunda. Y es que, aunque Zearra conquistó la txapela de plata en el año 1998 al derrotar a Mínguez, para ver a dos vizcainos en un choque decisivo de Segunda hay que remontarse hasta el año 1962, cuando el difunto Ángel García Ariño vencía por un resultado de 22-17 a Elgea, que, curiosamente, hoy en día reside en Almería. Cuatro años antes de este duelo celebrado en el Beotibar de Tolosa se había disputado la primera final de Segunda con contendientes vizcainos. En la misma también estuvo presente García Ariño II, que en esta ocasión superó por 22-20 a Hilario Azkarate en un enfrentamiento celebrado en el Deportivo de Bilbao.
Así las cosas, Leiza y Galarza VI disputarán la que será la tercera final vizcaina, por lo que se puede decir que, en cierto modo, ambos escribirán una pequeña página en la historia de este deporte. «La verdad es que ver en una final con dos navarros es más normal, pero con dos vizcainos es más raro», apuntaba Leiza tras ganar la semifinal. A este respecto, añadía que «es bonito que los dos estemos ahí, pero más bonito sería aún que yo me llevase la txapela». Su contrincante el día 28 reconocía que «desconocía que llevásemos tantos años sin una final vizcaina. Será muy bonito, porque además somos primos, hemos estado toda la vida entrenando juntos, dándonos de leches y ahora mira, nos tenemos que jugar la txapela».
Urberuaga, que alcanzó la semifinal del campeonato y perdió ante Leiza, apuntaba en lo que concierne al próximo derbi que «en los últimos años no había habido ningún vizcaino en la final y esto es una alegría. Yo no estaré, pero ahí andarán Xabi e Iñigo y que gane el mejor».
Doblete de los Ariño
Jesús García Ariño, hermano de Ángel, el bicampeón de Segunda, recordó aquellas finales y destacó que «había una alegría tremenda en casa, y es que yo había vencido en 1957 en Primera y al año siguiente fue mi hermano el que superó a Azkarate antes de repetir triunfo en el año 1962». Del mismo modo, el de Axpe rememora cómo «el pueblo estaba volcado y nos hacían recibimientos y todo. No había tanto movimiento de gente hacia el frontón, porque muy pocos tenían coche, pero aún así, yo solía encargar unas 150 entradas». Ariño I conoce muy bien tanto a Leiza como a Galarza, ya que les ha visto competir desde juveniles y apunta que «tienen una buena edad y a ver si progresan y dan el salto definitivo. Sería bonito que la final se celebrase en Bizkaia, pero es que en Bilbao no hay frontón de mano, y eso que a mí, hace ya cincuenta años, me decían que se iba a hacer uno».