Los lemoaztarras Leiza y Galarza VI, primos segundos, amigos y compañeros de clase y entrenamientos desde los cuatro años, se enfrentan por el título
Juan Luis Ibarretxe/Deia
«Nos conocemos desde que, con cuatro años, ya coincidimos en clase». Así recuerda Xabier Galarza el modo en el que conoció a Leiza, su primo segundo y que el próximo día 28 será su rival en la final de Segunda, que se celebrará en Zornotza. El destino ha querido que ambos se crucen en la lucha por el título, algo que supone «para mí, una presión añadida», tal y como indica Leiza quien le recrimina con una sonrisa que «ya podías haber ganado la previa y haber entrado en Primera, que ahora nos toca jugar en contra». Su próximo adversario se toma la cosa con más tranquilidad, ya que «para mí no existirá más presión. Esto será una alegría, ya que vamos a jugar dos de Lemoa». En el Amorebieta IV, los dos vizcainos tendrán la oportunidad de revivir sus primeros pelotazos en el frontón del pueblo, donde ayer recibieron a DEIA. «Yo empecé a jugar más tarde, tenía ocho años y él, con cinco, ya andaba- ahí» rememora Galarza, quien admite que «de niño, me ganaba él». «Sí, pero luego tú pegaste el estirón y mira», le responde Leiza. Éste último era el que peor llevaba las derrotas en esa época. «Jo, Iñigo cada vez que perdía se ponía……», dice Galarza, declaraciones ante las que Leiza no se esconde. «A veces me ponía a llorar y todo. Sí, de pequeño era un picón, lo admito, le chillaba hasta a mi compañero. Ahora sólo le levanto los brazos de vez en cuando, je, je». «Es que era todo un ganador, bueno, y lo sigue siendo», le disculpa Xabier.
Los dos lemoztarras deben afrontar unas jornadas previas muy ajetreadas, sobre todo en el pueblo, donde ya son muy conocidos. «Joder que si te paran por la calle. Además, uno te pregunta por la fecha del partido y acto seguido, te encuentras con otro que te pregunta lo mismo y claro, tú le das la misma respuesta, je, je, je. Voy a llevar una grabadora con lo que debo decir», señala Leiza, ante lo que asiente Galarza. «Sí, pero esto es una buena señal, significa que estamos en la final y es lo que, entre comillas, debemos sufrir, es el peso de la final». «Está claro que es mucho mejor esto a que nadie te diga nada», expresa Iñigo, quien añade que «ahora estamos en el candelero ¿eh?, je, je». La amistad que conservan desde hace más de veinte años hace que no tengan secretos entre ellos y que incluso «alguna vez hayamos hecho alguna chuflilla juntos», aunque no sean de la misma cuadrilla. «Tras la final, igual nos vamos a celebrarlo juntos, puede ser, aunque a mí me gustaría, más que salir ese sábado, ir el domingo al Ibilaldia», explica Galarza, mientras que su rival parece que lo tiene más claro. «Yo iré a cenar por ahí el sábado, pase lo que pase», declara
Revancha con Del Horno
A lo largo de todo este tiempo, Iñigo y Xabi han disputado un montón de encuentros juntos, entre los que recuerdan «las dos finales que disputamos contra Del Horno, en benjamines y alevines», declara Leiza. «Qué zurda tenía, macho, qué leches le pegaba, sí es que le daba un cuadro más que nosotros», puntualiza Galarza. «Sí, pon en el periódico con letras mayúsculas que queremos echarle un partido. Él ya habría jugado bien a pelota, pero creo que en el fútbol estará mejor remunerado, je, je», subraya Leiza. Varios años más tarde llegó el debut de ambos, primero el de Xabi y más tarde el de Iñigo. Ambos fueron adversarios en este choque y sonríen al recordarlo. «el partido no fue bueno, ganó Iñigo, je, je», bromea Galarza, quien espera, no obstante, que el día 28 se vean tantos brillantes. «La gente se tomará el partido como una de fiesta y lo que queremos es que disfruten.