Nadie había ganado con tanta facilidad comoAimar los encuentros de la liguilla
Sólo Retegui II durante los años 80 daba la misma sensación de dominio en la distancia
Juan Ángel Monreal / Diario de Noticias
Seguro que Aimar Olaizola no lo tiene tan claro, pero sus rivales comienzan a desesperarse. 14 victorias consecutivas en el Cuatro y Medio suponen una cifra desconocida en la aún corta historia de la competición y que denota el abismo que parece abrirse entre él y sus rivales. Otro dato más apoya esta impresión. Nadie había vencido en los encuentros de la liguilla con tanto margen.
Patxi Eugui, Jorge Nagore, Julián Retegui… Todos ellos fueron o son especialistas consumados en una distancia que se adapta a sus condiciones. El delantero de Eratsun logró cuatro txapelas, una más que los otros dos. Pero ninguno ofreció recitales tan incontestables como los de Aimar Olaizola, que dejó en ocho y en nueve tantos a dos campeones como el propio Nagore (1995, 1998 y 2003) o Barriola (2001).
Nadie se había atrevido a tanto en una fórmula exigente, que se inauguró en 1997 y en la que Retegui dominó con amplitud en los dos primeros encuentros frente a Arretxe (22-15) y Nagore (22-8). Fueron exhibiciones brillantes y emotivas, en las que un cuarentón doblegaba a pelotaris mucho más jovenes. Unos años antes, entre 1989 y 1991, Retegui II había conseguido sus primeras txapelas con marcadores insultantes. Pero la realidad es que, entonces, apenas cuatro o cinco pelotaris participan en la competición. El primer año, en 1989, jugaron Retegui, Galarza, Vergara II y Martín Alústiza. Nada que ver con lo que sucede ahora.
En 1998, 1999 y 2000 con la liguilla en cuartos de final, ni Eugui, ni Unanue ni Nagore lograron apabullar de tal modo a sus adversarios. Llegaron a perder algún encuentro o pasaron muchísimos apuros, como le sucedió a Patxi Eugui frente a Retegui en 2000. Sucedió en el Astelena de Eibar, y aquel fue el último partido individual de Retegui II, que se retiró nueve meses más tarde.
Al año siguiente, en 2001, no hubo liguilla, y Barriola venció con merecimiento y holgura. En su semifinal, jugada en el frontón Ogueta de Vitoria, el leitzarra fulminó a un sorprendente Lasa III por 22-14. Victoria sencilla, pero no tan amplia como las de Olaizola, que también pasó algún apuro más que este año en 2002, cuando logró la txapela. Nagore jugó de maravilla el año pasado, per perdió frente a Titín en la liguilla.