Urriza y Lizaso entraron con buen pie en 2010, al vencer en el partido de ida de su semifinal del II Torneo Tejados Aoiz ante Juaristi-Urrutia por 40-31 en un laborioso partido que ofreció al público del Euskal Jai Berri-Reyno de Navarra momentos de gran remonte, sin duda los mejores minutos del presente Campeonato Oficial de Parejas. Urriza y Lizaso, campeones del torneo hace un par de temporadas, demostraron en líneas generales una compenetración excelente, con la sabia dirección de un Lizaso competitivo al límite desde la zaga y la velocidad y eficacia de Urriza desde los cuadros delanteros. Y todo ello les hizo falta ante una pareja de gran fortaleza física y que reúne a dos remontistas de pegada muy fresca, Juaristi y Urrutia, que prometen dar mucha guerra en el partido de vuelta de la semifinal (que se jugará el próximo martes, en el frontón Galarreta).
El choque llegaba con la incertidumbre de ver el estado de forma de Urrutia, que llevaba sin jugar desde el 5 de diciembre por una torcedura en su tobillo derecho. Y lo cierto es que el zaguero de Saldias completó un partido notable, aunque evidenció la inactividad de las últimas semanas en algunos detalles, como su escaso acierto en el saque (1 tanto hecho, por los 6 que se cobró Lizaso). Dentro del buen nivel de los cuatro, quizá a él le faltó un punto más en su juego para frenar a dos rivales muy cualificados para ganar las txapelas. Urriza-Lizaso labraron una ventaja inicial importante, de 10 tantos (19-9), pero sus rivales apretaron los dientes y redujeron distancias a pura fuerza de trabajar a destajo en el peloteo (19-15, 22-18, 27-23). Se vivió por entonces una fase de pelota de alta escuela, en los que cada tanto significaba una refriega permanente en los 54 metros de la cancha, con constantes carreras y derechazos de Urriza y Juaristi en los primeros cuadros y auténticas filigranas de Lizaso y Urrutia desde las cercanías del rebote. La intensidad del choque y la tensión de la remontada pasó factura esta vez a Juaristi-Urrutia, que cometieron algunos errores no forzados en la última decena que dieron alas a sus rivales, Urriza-Lizaso, que completaron un señor partido para encarrilar la semifinal.