«Al torcerme el tobillo pensé que todo había terminado», confiesa el vasco francés en la elección de material para la gran final
Tino Rey / El Correo
Al mediodía de ayer se cumplimentó en el frontón Atano III de San Sebastián, la elección de material para el partido más importante de la temporada: la final Manomanista. Yves Xala, que ha revestido la cita de desasosiegos, por dos incidentes consecutivos, se enfrentará el domingo a Juan Martínez de Irujo.
El choque estaba previsto para el 6 de junio. Pero una gastroenteritis que vino a visitarle la madrugada del 3 de junio, obligó a la Liga de Empresas a dilatar la final una semana más. Superado el problema digestivo, el pasado miércoles en un entrenamiento, se torció el tobillo izquierdo.
«Fue un susto tremendo porque en la misma cancha del Atano oí el chasquido que hizo el tobillo al torcerse», recordaba el zurdo de Biarritz. «Por un momento he llegado a pensar que todo se había terminado y que el partido más importante de mi carrera profesional me quedaba sin jugarlo», añade.
Los malos auspicios fueron desapareciendo a la misma medida que la evolución de la lesión fue mucho más positiva de lo esperado. «Caminaba sin problemas y el tobillo no estaba muy hinchado y no me dolía mucho. Cuando el médico me ha dicho que era un esguince pequeño y que podía jugar la final, he terminado de tranquilizarme».
«No habrá ningún tipo de excusas si pierdo el próximo domingo ante Juan Martínez de Irujo», expresó en la rueda de prensa el delantero de Iparralde. «Voy a saltar al Atano con el tobillo vendado, pero a sabiendas que no voy a tener obstáculos para jugar al cien por cien de mis posibilidades».
Yves Xala se enfrentó con Juan Martínez de Irujo en el primer choque de la liguilla de semifinales. Fue el 24 de abril en el frontón Santanape de Gernika. Ganó el navarro (22-15) después de 61 minuto de juego. El derrotado extrajo ese día una importante lección: «Si quiero llegar a 22 el domingo no tengo que hacer tantos regalos». «Tengo que meter muchas más pelotas en el frontis, sufrir a muerte y alargar los tantos, siempre que me vea con las fuerzas necesarias», dice.